ZEDEs: Una oportunidad historica para el desarrollo de Honduras
ZEDEs: Una oportunidad historica para el desarrollo de Honduras
Por Guillermo Peña Panting
El tema de las ZEDEs ha creado mucho debate, tanto dentro como fuera del territorio hondureño. Podemos decir el debate ha sido por falta de información (por no leer e interpretar la ley) y por personalizar el proyecto con un político, el actual Presidente de la República. Si los lectores de esta corta posición logran reducir las emociones que han formado su opinión, tanto a favor como en contra, se encontrarán con un tema de posibilidades muy grandes de formar un cambio en la Ciencia Política y la Economía del Desarrollo, pero sobre todo, en las vidas de los hondureños. Es cierto que viviendo en Honduras, tenemos una costumbre a desconfiar de todo, especialmente del gobierno sin importar su color, pero este proyecto más bien lo que hace es reducirle poderes al Estado, mientras son pasados a una administración local con la supervisión de sus beneficiarios: los residentes y los que trabajan en la zona.
El artículo 294 de la Constitución de Honduras establece un modelo tripartita para la división del territorio nacional; primero se divide en departamentos, éstos a su vez se dividen en corporaciones municipales, y además se establece la autoridad del Congreso Nacional para crear zonas sujetas a regímenes especiales. Las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE) son parte inalienable del Estado de Honduras. La propiedad del suelo donde estén asentadas las ZEDE, será administrada por las mismas en nombre del Estado de Honduras, cumpliendo los compromisos internacionales y en total apego a ley que las crea.
Dentro de las ZEDE rigen los tratados internacionales vigentes, la Constitución Hondureña, el Código Penal y demás leyes especiales de materia criminal; rigen también los 25 convenios de la Organización Internacional del Trabajo en materia de protección laboral, y por último rige la normativa interna de las ZEDE. Esta normativa debe acoplarse a toda la jurisprudencia de Derechos Humanos. El 12% de la recaudación fiscal que hagan las ZEDE dentro de su ámbito espacial de competencia será entregado al Gobierno Central para el fortalecimiento del Poder Judicial, para proyectos comunitarios y departamentales según defina el Poder Legislativo, para proyectos de desarrollo de infraestructura, seguridad y de carácter social según defina el Poder Ejecutivo; para el desarrollo de proyectos municipales a ser distribuido entre todas las municipalidades del país de conformidad con sus planes de inversión, y para la defensa de la soberanía mediante el fortalecimiento de las Fuerzas Armadas de Honduras. Es de mucha importancia que los proyectos que nazcan bajo la Ley de las ZEDEs tengan un sentido de inclusión social, sin ningún tipo de pecado original (expropiación forzosa, opresión étnica, o amenazas físicas a sus vecinos) para poder merecer el apoyo de las personas beneficiadas dentro y alrededor de la zona, y que vayan dirigidas al propósito de la necesidad de la población: atraer inversión nacional y extranjera, y crear empleos y emprendimientos.
El artículo 2 de la Constitución establece que la soberanía emana del pueblo, del cual se derivan todos los poderes del Estado. Las ZEDE representan una descentralización en la toma de decisiones en materia de gobernanza, en donde el poder para establecer las reglas de convivencia reside en los ciudadanos y en sus comunidades locales, pudiéndose crear patronatos con mucho poder de decisión de la misma autoridad de la ZEDE. Las personas que residan o trabajen dentro de la ZEDE tendrán derecho a que su palabra sea escuchada dentro de los sistemas de administración; lejos de perder soberanía, las ZEDE se la devuelven a quien de verdad pertenece, al pueblo hondureño. Y si la administración no cumple con su contrato social, los ciudadanos y empresas tienen un costo muy bajo de irse.
En el mundo existen tres maneras de votar; la primera es en la boleta electoral, que es la que la mayoría conocemos; la segunda es votar con el dinero, decidiendo cada día en el mercado que bienes se producen, a qué precio se venden, y así, qué empresas triunfan y qué empresas fracasan; y la tercera es votar con los pies, pues podemos decidir mudarnos de un lugar a otro y elegir de esta manera el sistema de gobierno que preferimos. Alguno sicólogos dicen que hacemos 34,000 decisiones diarias, como personas con mente propia, nos merecemos poder tomar más decisiones de cómo actúan los que nos gobiernan, no estar limitados a una vez cada cuatro años. El proceso de descentralización ha sido demasiado lento en Honduras y el resto de Centro América.
Las ZEDE empoderan a los hondureños y a los extranjeros que residen en el país de igual manera, como humanos que somos todos. Y los hondureños dentro de la ZEDE siempre votan en elecciones para candidatos a presidente, diputados de su departamento y alcaldes, como lo han hecho siempre bajo la dirección del Tribunal Supremo Electoral. Está demostrado que los países altamente descentralizados son los que tienen los gobiernos más “anti-frágiles”, que se fortalecen cuando se les aplica estrés, en el sentido que lo usa Nassim Taleb. Y al estar descentralizados, el uso del monopolio de la fuerza por parte del gobierno central queda reducido y controlado, disminuyendo así la incertidumbre poblacional de cómo va a ser su próximo gobernante. En Honduras la lucha es por el control del gobierno, olvidándose de preguntarse para qué quieren el poder. Cuando el presupuesto del Gobierno Central sobre pasa el 50% del PIB, es claro porque se pelean tanto la silla.
El análisis que aquí se hace sobre el efecto y potencial que las ZEDE representan para el mejoramiento en la calidad de vida en Honduras parte de ciertas premisas basadas en las teorías desarrolladas por Premios Nobel en Economía como James Buchanan, Teoría de Public Choice (1986); Ronald Coase, Análisis Económico del Derecho (1991); Gary Becker, behavioural economics (1992); Vernon Smith, economía experimental (2002). Su trabajo profundiza sobre el rol que juegan las instituciones y los incentivos en el comportamiento humano y por consiguiente en el desarrollo económico y cultural de las sociedades. Es cierto que los humanos no “comemos” Premios Nobeles, como dicen unos detractores, pero bien que podemos aplicar esas ideas por que ya han solucionado problemas en otros países que sí han escuchado las recomendaciones de estas mentes brillantes, que a diferencia de los cantos de sirena que se escuchan de los políticos populistas, sus ideas están bien fundamentadas.
Démosle un chance al cambio, arreglar nuestro sistema de reglas y la impunidad que ha venido con las mismas, en comparación con donde hemos estado estos últimos 50 años, que aunque no sea perfecto, es 10,000 veces mejor que donde estamos ahora.
*Este artículo fue publicado originalmente en el Panampost como parte de su serie de debates, en este caso junto a Beatriz Valle, Diputada del Congreso Nacional por el Partido LIBRE. Esta es la versión completa del escrito que se publicó en el Panam.
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