¿Una “Vida Mejor”?
¿Una “Vida Mejor”?
Por Halbert Priday
La conmovedora sonrisa de la madre soltera en aquel barrio marginal recibiendo su casa con piso digno y techo digno; haciendo filas eternas en el banco para aliviar su necesidad; esperando por la ración de arroz para solucionar el problema “¿Qué comeré hoy?”, nos recuerda la indiscutible necesidad del hoy y ahora de miles familias. Toda esta labor de asistencia social es realizada por la Presidencia con fondos prestados y de los impuestos agresivamente recaudados de ciudadanos trabajadores y la empresa privada. Realizándose con la flameante bandera de una “Vida Mejor”, la reducción de la pobreza.
¿Realmente reduce la pobreza? Eso depende de la definición de pobreza. Si la pobreza es una carencia de bienes materiales que son considerados indispensables para el ser humano como la vivienda digna, educación, alimento, agua, entre otros, entonces sí. El gobierno está encaminado a la solución y solo es cuestión de tiempo y mayor endeudamiento con organismos internacionales para que podamos proclamar que Honduras ha erradicado la pobreza. Pobreza realmente es un estado mental del humano formado por su lectura (o carencia de lectura), por lo que escucha, y por sus amistades e influencias que forman el marco de referencia, un sistema de principios y valores, para sus decisiones en el diario vivir. Su estado económico es un resultado del total de sus decisiones pasadas y su respuesta a las circunstancias de la vida.
En 1948, Israel declara independencia entre guerras con sus vecinos que querían mandarlos al mar y hoy es la decimoséptima economía más grande del mundo y el segundo país después de EEUU con mayor de cantidad de MYPIMES en el mundo en un espacio de unos 22,000km cuadrados en un desierto. ¿Y, Honduras? Aún nos seguimos victimizando con Cristóbal Colón, los “tres siglos” de esclavitud, y la crisis política del 2009.
El desafío hondureño es romper el ciclo de victimización que mantiene rodando las llantas del furgón del populismo en su más reciente mano de pintura: azul. Esa victimización me libera de cualquier responsabilidad en mi vida, de mi economía y de mi futuro. Todo cae sobre los hombros de la famosa y nebulosa “situación del país” y el gobierno de turno. Siendo más fácil hacer una huelga de hambre, quemar llantas en las calles y bajarse los canastos en el Auditorio BCIE para quejarnos por el problema ante el problema (el gobierno) y pedirle que arregle el problema. Estamos de acuerdo que necesitamos quitar los líderes corruptos, ¿Pero quiénes llenarán el vacío? ¿Por qué un gobierno populista busca solucionar todo y controlar todo? Porque piensa que el ciudadano no tiene la capacidad de pensar—lo ve tonto. ¿Puedo culpar la decisión de aquella madre en pobreza extrema de buscar el bono “Vida Mejor” y no educarse? La verdad que no. Pero sí puedo culparme por mi victimización y apatía.
Para gozar de un país libre, en el que nuestros derechos no abusan de otro, en el que el estado es un árbitro que vela por un campo de juego parejo para que el ciudadano tenga la libertad de crecer, partimos de algo sencillo: responsabilidad personal. Creo que es válido asumir que todos los hondureños trabajadores, íntegros y con ganas de vivir anhelan ver a Honduras con una “vida mejor”. Entonces, comencemos por el principio. En este instante tengo más influencia sobre mí mismo, que sobre el congreso. Estoy hablando de cuidar mi salud, mantener finanzas sanas en casa, trabajar con excelencia, metas y una visión. Hablo de una educación continua, congruente y comprobada afuera de las cuatro paredes.
Escoja la causa que le apasiona y desarróllese: dedíquese a leer sobre expertos en el tema, a escuchar sus conferencias y a asociarse con otras personas que viven con un propósito claro y definido y que cada día contiene esfuerzos dirigidos hacia metas ancladas en ese propósito. Examine diversos pensamientos, hasta formar su propio pensamiento, use la tecnología para traer al muro de cada hondureño argumentos relevantes, información útil y soluciones factibles a los desafíos que tenemos día a día como individuos, comunidades y sociedad. Encuentre problemas que pueda solucionar en su entorno y comience de sencillo a más complejo. Eventualmente su influencia aumenta y se une a la influencia de otros a tal nivel que la influencia de ciudadanos pensadores y proactivos estará botándole la puerta de entrada al populismo, la corrupción y la victimización.
La esperanza de un país mejor no descansa sobre políticas populistas, ni huelgas de hambre. La esperanza de un país libre, que respete al individuo, está en las mentes de los individuos que forman este país. Este nuevo lente nos abre los ojos a vastas oportunidades y herramientas a nuestra disposición. Nuestra “vida mejor” comienza con la responsabilidad personal y una auto-educación. Como resultado vendrá el desarrollo económico, calidad de vida y filantropía voluntaria para los más necesitados. Cuando un hondureño en Honduras genuinamente cachetea la pobreza—toda Honduras gana.
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Written by Redaccion
Oscar Alvarenga
September 9, 2015 at 7:44 pm
Que espectacular mensaje de este jóven emprendedor. Sin duda que las riendas del país , el futuro de este mismo y nuestras familias se encuentra en cada uno de nosotros. La responsabilidad de crecer integralmente como país, empieza en sus ciudadanos.
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