El Libre Mercado y Las Oligarquías

Avatar | September 19, 2013 1314 Views 0 Likes 0 Ratings

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Por Roberto Chahín

Las oligarquías son culpadas por la desgracia de los países pobres como Honduras. Son también culpadas por la pérdida de libertades personales en países desarrollados como Estados Unidos. Ellas son culpadas hasta por las guerras.  Y la verdad es que quienes promulgan estas ideas en contra de los grupos de poder están en lo correcto, excluyendo las más conspiratorias.

 

Para que el lector esté claro, una oligarquía es un grupo relativamente pequeño de personas que tiene la capacidad de controlar a la sociedad y hacer con la población de a pie lo que más beneficia a dicho grupo. El error que los amigos críticos de los grupos de poder cometen es no identificar cómo es que esta argolla logra tal habilidad.

 

Una oligarquía no puede existir sin la venia del Estado. El Estado es la entidad en la sociedad que tiene el monopolio del uso iniciativo de la fuerza por delegación de los individuos de la sociedad. La función adecuada del Estado es la de usar esta potestad coercitiva para la protección de los derechos del individuo: la vida, la propiedad y la libertad. Pero cuando el estado se aparta de estas funciones básicas y comienza a usar su facultad de violencia para regular las actividades no violentas entre las personas, nacen las oligarquías.

 

El Estado, bajo el control de los políticos de turno, comienza a regular selectivamente las acciones voluntarias entre las personas. Cuando algunas personas se ven afectadas, estas empiezan a apelar a los políticos para que no se restrinjan dichas actividades. Es aquí que los políticos comienzan a escoger a sus favoritos para excepciones a la prohibición. En otros casos, son los amigos del político que cabildean por las prohibiciones y regulaciones de todos en sus industrias, menos ellos. La regulación selectiva pasa por la legislación y se convierte en ley que es ahora ejecutable con el uso de la fuerza estatal. Existe también la oportunidad para los políticos de comenzar a regular las actividades para afectar a un nuevo actor económico, ya sea para proteger a sus amigos de la competencia, o para extorsionar la amistad de dicho actor económico.

 

Algunos ejemplos de las regulaciones en cuestión incluyen los permisos de operación, costosos estudios de distintos impactos, papeleo regulatorio, e impuestos especiales. Un permiso de operación demuestra que en dicha economía, la persona tiene su derecho de ganarse la vida a merced del burócrata que puede o no emitir el permiso. Los estudios de impactos ambiental, social, etc. obligan a los posibles competidores pequeños en la industria en cuestión a abandonar sus esfuerzos ya que los requerimientos de estos documentos tiene costos prohibitivos para empresas pequeñas, limitando así la competencia para las empresas establecidas. Cuando la función de la empresa se ve entorpecida por la necesidad de estar presentando documentos periódicamente a un burócrata estatal, el costo operativo aumenta artificialmente y pone en precariedad la existencia de las empresas nuevas y más pequeñas, a favor de las empresas más grandes y establecidas. Igualmente, los impuestos especiales que algunas industrias tienen que pagar causan cargas innecesarias que solo las empresas establecidas pueden manejar, en perjuicio de su competencia nueva o pequeña.

 

La destrucción del libre mercado por parte del estado, con su potestad de regulación coercitiva, es la madre de las oligarquías. Las personas que quieran luchar en contra de los daños que causan estos grupos de gente poderosa solo triunfarán si defienden la libertad económica de las personas.

 

Desgraciadamente, los luchadores anti-oligárquicos lo que piden es un Estado más fuerte que tome control de la economía. Esto va en contra de la verdadera solución. Como ha sucedido en países como Nicaragua y Venezuela, las oligarquías siguen existiendo, pero tienen distintos actores que son los amigos de los nuevos políticos que controlan el poder coercitivo del estado. Hay que ser optimista y esperar que estas personas  vean que la cura del cáncer que son estas oligarquías es el Libre Mercado.

Roberto Chahín es miembro de la Fundación Eléutera y contribuidor frecuente. Es analista financiero con trayectoria en inversiones, residente en Tegucigalpa, Honduras.


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